Ciencia y poesía
—Usted vive en dos mundos, el científico y el artístico. ¿De qué modo la física y la matemática se acercan al arte? —Conforman una unidad: ambas surgen de la búsqueda de la verdad. La poesía muchas veces nos permite vislumbrar respuestas que la física no puede darnos. Si uno se fija en la historia de los grandes descubrimientos, hay mucho de ciencia en la poesía, y mucho de poesía en la ciencia... Einstein procede, en gran medida, como un artista. La primera frase de su artículo de 1905 sobre la relatividad es un argumento de simetría. A él le resulta raro que no sean simétricas las teorías anteriores. Es un criterio estético. Tanto su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico como el de la relatividad invocan argumentos de simetría y de belleza. Otro físico, Weil, decía que siempre trataba de unir lo bello con lo verdadero y, cuando tuvo que elegir entre ambos, eligió lo bello. Hay otros ejemplos. Dirac enfatiza que las teorías tienen que ser simétricas y bellas, y con ese argumento predice la antimateria, cuya existencia luego se comprueba. Murray Gell-Mann predijo la existencia de los quarks, constituyentes fundamentales de protones y neutrones, con un argumento de simetría. Existe una tradición entre científicos prominentes de darle mucho valor a la belleza. —La imagen difundida del genio científico, sin embargo, es eminentemente racional... —Pero es incorrecta: en los grandes descubrimientos se impone el suspenso de la incredulidad que se da en la apreciación de una obra de arte, en que uno acepta la ficción como realidad. También los científicos tenemos que suspender ese raciocinio y abrirnos a las posibilidades de la fantasía. La realidad es frecuentemente mucho más misteriosa de lo que parece. |
Comentarios
saludos bro!